A vueltas con las modernuras: No hace mucho que algunos defendían con vanos argumentos, pero con vigor espartano, que al salirse del paso no había que quitarse la ropa, que “si ya no me vuelve a caer igual”, que “si acaba hecha una diadema”, etc.… Los que nos la hemos quitado toda la vida no lo entendíamos, pero ahí no acababa el asunto, además de no entenderlos, se suponía que éramos los equivocados. “Estos de los F……. se han quedado en los 80” y mira tú por donde el tiempo vuelve a ponernos de moda. Resulta que ahora hay costaleros, de los que no se quitaban la ropa ni para dormir, que no sólo se la quitan; sino que presumen de ello y agarran su costal cual muleta torera y “citan” a todo aquel que va por la calle. En estas modas suelen caer los más jóvenes y aquellos que ya no son tan jóvenes, pero que se imbuyen de ese aroma un tanto propenso al pinturerismo.
Todo eso carecería de una importancia relativa, sino fuera porque se acaban diluyendo los principales componentes de la esencia costalera, los cuales deben de predominar y ser considerados por encima de distintas modas pasajeras y superficiales. Que poco valoran algunos lo que realmente importa.