LA CONVENIENCIA DE LA POLITICA EN LAS HERMANDADES

Para cada persona lo conveniente en un momento determinado y en circunstancias concretas puede ser distinto. Que puede ser lo que más nos convenga; es jugar a adivino. Puede haber muestras o indicios que nos lleven a interpretar que puede ser adecuado o no, pero siempre será jugar a futurólogo. Muchas veces hemos creído apostar por lo que creíamos que nos interesaba y nos hemos equivocado.
Sin embargo cuando algo se rechaza por inconveniente nuca sabes si realmente pudiera haber convenido. Se dejan pasar oportunidades, personas, ideas, circunstancias que nunca podremos saber si hubieran sido más acertadas para los intereses de la Hermandad. Ahi radica ese ejercicio de responsabilidad que conlleva la toma de decisiones para el futuro que implica el voto. Votar en contra de las personas no se pude considerar signo de responsabilidad y madurez. Hay que votar a favor de proyectos, de ideas, de ilusiones y de capacidades.
Esto es una Hermandad, pero nadie puede olvidar que las Hermandades las componemos personas de muy distinta naturaleza y condición, y el gobierno o gestión de la Hermandad lleva aparejado determinadas acciones políticas que a nadie pueden ni deben escandalizar. El término política ha caído -o mejor la han tirado- en la consideración de la sociedad actual hasta los niveles más bajos, pero la política en sí es buena y la creó el hombre, desde que empieza a asociarse, para gestionar el interés común de un grupo humano.
Dentro de lo conveniente para la Hermandad, me atrevo a afirmar que la política lo es. Y lo es por el mero hecho de que quien demuestre tener un especial sentido político en la administración humana de la Hermandad al final lo que tendrá será mejor capacidad de gestión de la misma. Como decía un amigo mío, y entendiéndolo en el mas puro sentido etimológico: "al frente de las hermandades necesitamos políticos no beatos".