FELICITACIONES DESDE ALMERÍA

Antonio Andrés Díaz Cantón, ante el paso de la Oración en el Huerto de Almería

MIRADA MEDITERRÁNEA A UN REALEJO CON 30 AÑOS DE COSTALEROS GREÑUOS PARA GRANADA

Con treinta años de menos ya empezaban a rondar los costaleros por el Campo del Príncipe subiendo a San Cecilio.
Pero mucho antes, con muchos más de treinta años de menos, iba yo a mi Granada familiar. De niño en Salón de Corpus en feria, de fieles padres a las Angustias siempre, de plazas y calles de mi infancia, entre Trinidad, Birrambla y los Lobos, entre Mesones, Duquesa y la calle Tablas, entre el Convento de la Piedad y el mercado de San Agustín.

Con treinta años de menos ya empezaban a sentirse las devociones, el respeto, el orgullo, la voluntad, los sentimientos, la ilusión y el trabajo de estar bajo los pasos de los Favores. Y bajo los pasos las trabajaderas, y bajo las trabajaderas los potentes músculos para dirigir la marcha. Las traseras como popas del barco para empujar dirigiendo el avance, y las delanteras, como formidables proas en magníficos símbolos de la resistencia sobre todo en los palios. Corrientes y fijadores, como quilla y cuadernas de la bodega, piezas imprescindibles de la estructura de la nave. Y los cuatro pateros como timoneles claves en los giros y en las revirás, trabajando mano a mano con los costeros, para que el arte bonito y bendito de babor a estribor ofrezca la estabilidad necesaria para que no se descomponga la estética caminante del andar humano.

A mediados del mes de enero de 1988, cuando ya hacía más de dos semanas que el rey Baltasar había pasado por un Paseo con olor a sal y por una Gran Vía con fachada Nevada y “granaina”, volvíamos los estudiantes a la universidad. Y con el volver de ese año también quise yo rondar por el Campo del Príncipe y subir a San Cecilio. Y subir para ser costalero, costalero del entonces único paso a costal de Granada. ¡Qué locura, a costal y en Granada! Y que bendita locura del Palio greñúo de la Virgen de la Misericordia.

Pero no pudo ser, el hombre propuso y Dios dispuso, y por una mezcla de novato toricantano y chovinismo legañoso no fui costalero greñúo de mi Granada universitaria y jovial, de alegre Cruz de Mayo y primaveras cuaresmales con noviazgo tripartito: Paqui y yo y Tu por testigo.

Por eso y tomando mías las palabras del poeta, te digo Ciudad de los Cármenes, que si no lo remedio, con dos penitas me muero, no haber nacido en Granada y no haber sido tu costalero.

Antonio Andrés Díaz Cantón. Capataz General de la Cofradía de Estudiantes de Almería