TU NO ESTABAS

La Estrella cuando salía de Cristo Rey en los años 80

En la guasa de esta cuadrilla, ha estado siempre el intentar mosquear a la gente que entraba de nuevas, como queriendo establecer una jerarquía “militar”, para que nadie olvidara quienes eran los que mandaban. Quién no ha oido al Cuco decirle (aún lo sigue haciendo) a los principiantes: “¿Tú qué eres, nuevo?, porque yo no te he visto nunca”. O aquello de: “Y el nuevo este”, cuando se refería a alguien que sí conocía, pero llevaba dos días menos que él. Igualmente a los más antiguos, como corresponde a la gente de edad, les ha gustado contar batallitas de los primeros años. Esto quizás es una costumbre que estamos heredando los menos viejos.

Pues bien, hubo una época en la que a los nuevos nos tocaba escuchar siempre las mismas batallas, que si Pepe pisó un mojón descalzo cuando llevaban el Silencio, que si Manolo se iba comiendo una bolsa de patatas cuando llevaron a la Soledad a las 3 de la tarde el Viernes Santo, que si las levantás a pulso de la Amargura, la silla del Cordones con el Rosario el Sábado Santo, los bocadillos de la “roncha picona”, y otra serie de historias que al principio las oíamos entusiasmados como episodios de una historia apasionante. Pero cuando ya las escuchabas la de 20 veces, ocurría como con cualquier historia repetida, que van dejando de tener interés de manera proporcional a las veces que te lo cuentan.

Pero había una historia que le gustaba contarla a todos, y que puedo prometer que la oímos en pocos meses más de 30 veces, pero nos la contaban al mismo público, los 4 que nos juntábamos siempre. Sin darse cuenta, cada vez que nos pillaban y nos poníamos a hablar de costaleros, nos contaban la batallita del año que sacaron la Estrella. Que si fue un compromiso de última hora, que si no toquéis la parihuela que os puede dar la corriente, que si regresó la Estrella por la Calderería, que si viva Quini, que si al final la furgoneta de Pepeillo sin frenos. Tantas veces nos la contaron que acabamos aprendiéndonosla de memoria.

Y un día, porque a guasa nos empataban, pero ganarnos nunca. Como decía, un día decidimos reírnos un rato y empezamos nosotros a contar la historia como si la hubiésemos vivido nosotros. Total que llegamos al Collejo, le pedimos la cerveza de rigor y empezamos a contarle el Jueves Santo de 1981 cuando sacamos la Estrella, como si realmente lo hubiéramos vivido. El Collejo que conforme avanzaba el relato se iba quedando absorto, como pensando, pero si es imposible que estos estuvieran, ¿pero como saben los detalles? Llegó un momento en que dudó y soltó aquello de : “Pero si tú no estabas”. A lo que nosotros firmes en el relato, le decíamos: "Como que no", y el Collejo nos preguntaba: “¿Qué año entrasteis vosotros?” Y nosotros le contestábamos: “nosotros entramos en el 80 u 81”. Esta coletilla última la utilizábamos cuando queríamos mosquear a algunos veteranos. Claro la prudencia del Collejo, (nosotros sabíamos muy bien como escoger a nuestras victimas) explotaba cuando llegaba alguno de los antiguos y le volvíamos a contar la historia y nos desmentía. Ya eran dos los que coincidían y su memoria se reafirmaba. De ahí quedó la frase famosa de: TU NO ESTABAS, que luego utilizaron todos contra nosotros, cuando volvían a contar las batallitas.