VIERNES SANTO 2009
Para nuestra familia, el Viernes Santo es como una continuación de la noche buena. Desde primera horas de la mañana se producen llamadas telefónicas, como preludio de un día grande. Los niños reflejan una luz especial, parecida a la del día de Reyes. Es nuestro día. La Abuela, como todos los años nos prepara un sinfín de platos culinarios, cuya calidad suele estar a la altura del mejor restaurante, aunque todos los años le ofrezca mis peros, como buen granadino que soy.
Pero este Viernes Santo, será distinto. Cuando las campanas de San Cecilio hayan pronunciado su pregón, y hayamos pedido nuestros tres favores en la capilla, saldremos a la placeta, y la mirada que dirigimos todos los años hacia parapanda, buscando esas nubes que todos los años no amenazan, la haremos mucho más cenital. Trataremos de buscarle, y creeremos que lo encontramos, allí, en la taberna del cielo, apoyando su brazo más cercano a sus convicciones e ideología en la barra. Y estará hablando con él, y le hablara de usted, porque él era así de respetuoso y generoso.Por la tarde, tanto los que hagamos la estación de penitencian, como los que no, estaremos pensando en él.
Dios te guarde, Enrique.
Bas.
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