SON DIAS DE ILUSIONARSE

En un suspiro estará la Cruz de Guía en la puerta. Por fin un equipamiento nazareno a la altura de la Hermandad. Esas capas negras envolviendo la túnica burdeos, con nuestro escudo, con nuestros emblemas. Es mucho el tiempo que los cofrades esperamos para que luego se vaya en tan sólo unas horas. Y en ese tiempo han pasado muchas cosas, ha habido mucho trabajo detrás, muchos desvelos. Se podrá entrar en valorar más o menos los aciertos de quienes nos dirigen, pero lo que no se les puede negar es el trabajo. No sólo a los que hay, sino a los que a lo largo de tantos años de historia han pertenecido a las distintas Juntas de Gobierno de la Hermandad, los cuales han invertido tiempo que no recuperarán nunca más y de forma totalmente desinteresada.

La crítica que en otro momento del año es más llevadera, en estos días se torna cruel y despiadada, pues a medida que pasan los días, el nerviosismo, el estrés y todo lo que conlleva el organizar la salida de una hermandad del tamaño de la nuestra; aumentan de forma vertiginosa. Es más que obvio, y quien no lo entienda vive en una burbuja y en la ignorancia, que una hermandad para enriquecerse necesita multitud de opiniones diferentes, que para sentirse viva necesita la crítica, y para ser fiable necesita el control. Pero estas no son las fechas de ejercer la crítica ni el control, si siquiera de manifestar opiniones en contra. Estas son fechas de agarrar un remo y remar en el sentido que la Junta nos indique. Estas son fechas de permitir que todo el mundo cumpla sus ilusiones forjadas durante todo un año y que verán su clímax el Viernes Santo. Estas son fechas de ilusionarse con la salida de la Hermandad. Ya vendrán los largos días que transcurren desde el Lunes de Pascua hasta la próxima cuaresma y ahí se seguirá luchando por hacer la Hermandad más grande desde la perspectiva de cada uno pueda tener.